—Ángel Crespo: “Frente al realismo de estos poetas de su promoción literaria [Barral, Gil de Biedma, J.A. Goytisolo, Costafreda, Valente, A. González, J.M. Caballero Bonald, Sahagún], Mantero se situó del lado de lo trascendente. … Misa solemne supera enteramente, no sólo a la poesía social, sino también al realismo de los años 50 y 60 y se constituye en uno de los poemarios fundamentales de la literatura española de la posguerra”.
(“Ética y estética en la poesía de Manuel Mantero”, Anthropos, Barcelona, 116, enero1991, número dedicado a Manuel Mantero, pp. 35 y 36).
“Poemas como el de Cernuda en el infierno son piezas inmortales. … Mantero, por otra parte, es uno de los pocos poetas cultos de la España actual. Con verdadera cultura vivida, intensa”.
(Los trabajos del espíritu [Diario], Seix Barral, Barcelona, 1999, p. 168).
—Victoriano Crémer: “Andaluz en la medida en que lo fueran Cernuda, Altolaguirre, Juan Ramón, Machado, García Lorca. … Su lucha gloriosa le ha llevado a la situación que actualmente ocupa dentro del censo general de la poesía española. Un puesto importante”.
(“Poesía (1958-71) de Manuel Mantero”, Proa, León, 20 octubre 1972).
—W. Douglas Barnette: “A pesar de la distancia generacional que separa a Mantero de Cernuda, ambos comparten una sólida obra poética en la que las muestras del síndrome del destierro afectan mucho a la poesía de su madurez. Comparten también algo no mencionado pero importante, los espléndidos versos en prosa de Ocnos, de Cernuda, y Crates de Tebas, de Mantero. Queda por estudiar el mundo mítico, tan asombrante y lírico, de ambas obras poéticas”.
(“Luis Cernuda y Manuel Mantero, dos peregrinos sevillanos”, República de las Letras, Asociación Colegial de Escritores, Madrid, 71, julio 2001, número dedicado a Manuel Mantero, p. 35).
—Ricardo Molina: “La poesía de Mantero está abierta, como Andalucía, a todos los vientos del mundo. Su inspiración relampaguea e ilumina la anchura del universo, aunque su amor gravite filialmente sobre Andalucía. Andaluz y universal, diríase que la fusión de los contrarios es característica de su obra. Así, su voz es a la vez vigorosa y delicada. … Ahora bien, donde el poeta manifiesta la rica y dinámica plenitud de su inspiración es en esta excitante, ancha, soberbia Misa solemne que organiza todo el cosmos vivido y sentido por el poeta en un misterioso sacrificio. … Aquellos que repiten de memorieta la fabulilla de una poesía andaluza narcisista y feble, que penetren en el mundo poético de Manuel Mantero para convencerse de lo falso de tal opinión. Aquí, no el arroyo cantarín, sino el sacro y fecundo estuario”.
(“La poesía de Manuel Mantero”, Diario Córdoba, 14 julio 1967).
—Adriano del Valle: “(Los mejores poetas de nuestros días)… Manuel Mantero…, una auténtica realidad de gran poeta”.
(“Encuesta de L. Ballester Segura. Adriano del Valle”, Poesía Española, Madrid, 68, marzo 1958.
“En Manuel Mantero hallamos uno de los más precoces intentos para desvelar esos difíciles secretos que apenas el hombre puede alcanzar con las manos, ni aun en su edad madura: el amor, el sentimiento religioso que nos eleva hacia Dios, el paisaje soñado o entrevisto, la angustiada realidad del hombre contemporáneo”.
(Prólogo a La carne antigua, Sevilla, Manuel Soto, 1954).
—Florencio Martínez Ruiz: “El aroma campesino de Mínimas,, la zarabanda urbana de Tiempo del hombre, el calado biográfico de La lámpara común, la acezante fraternidad evangélico-social de Misa solemne y la objetivación mítica o elegíaca de Memorias de Deucalión, etcétera, se cruzan con poetas como Bécquer, Juan Ramón o San Juan de la Cruz, pero también con el exiliado Cernuda o el Edgar Lee Masters de Elegía de Spoon River, trascendiéndolos por potencia de lenguaje y por diafanidad de voz”.
(“Nuevos cantos a las ruinas de España. M. Mantero (New Songs for the Ruins of Spain, version de Betty Jean Craige)”, ABC, Madrid, 17 enero 1987.
—Manuel Ríos Ruiz: “Los libros de Manuel Mantero … conforman una obra lírica que puede considerarse de las más importantes de la poesía española contemporánea. Escrita aquende y allende el Atlántico, ofrece la constatación de un poeta sumamente personal, totalmente libre de influencias generacionales o de grupo”.
(“Los libros de poesía de Manuel Mantero”, Diario de Jerez, 13 octubre 2008).
—Sara Pujol Russell: “La voz de Manuel Mantero es nuestra propia voz, nuestro propio dilema. De ahí, su grandeza por ser, a la par, voz individual y universal en la que todos nos encontramos y nos reconocemos. Su alteridad literaria y la búsqueda de sí mismo no son técnica lúdica, sino vivencia que a todos nos identifica y a todos nos compete. La soledad y el recuerdo, la íntima soledad y el íntimo recuerdo, el sueño son nuestra alteridad viva antes de ser palabra. Y, desde ella, todo se crea y se alienta, y desde ella todo se busca”.
(“La otredad como forma de subjetividad en la obra poética de Manuel Mantero”, en el vol. Manuel Mantero: lectura de la llama en el verso. Coords. Julia Uceda y Sara Pujol, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, La barca de loto, 2002, pp. 156-157).
—Ginés Lozano Jaén: “El enigma de la poesía está siempre presente en la obra de Manuel Mantero y este conoce sobradamente la dificultad que entraña interpretar un texto poético. Para él la poesía es un modo de ser y de estar en el mundo y un medio para interpretar la realidad. La poesía comparada con el magma que fluye del interior de la tierra (en este caso del pensamiento) para salir por las grietas de la corteza terrestre (actos de habla). Mantero necesita la poesía para entender el mundo que le rodea y para entenderse a sí mismo a través de la palabra”.
(“Análisis intertextual, pragmático y metapoético en “El poema malogrado” de Manuel Mantero”, en Poesía hispana en los Estados Unidos, Monografías de ALDEEU, 2011, p. 172).
—Francisco Díaz de Castro: “Una trayectoria de medio siglo de poesía que, leída ahora en secuencia completa, evidencia su profunda unidad de voz poética y de lenguaje y a la vez los pasos de una creación cada vez más abierta y más rica de resonancias”.
(“Como llama en el diamante. Manuel Mantero”, El Mundo, El Cultural, Madrid, 6 marzo 2008).
—Vicente Aleixandre: «Ya quiere amanecer, en mi opinión, traza una huella indeleble en la poesía de nuestra época».
(1981. The Albert Christ-Janer Award for Creativity in Research [Manuel Mantero], University of Georgia Research Foundation, Inc., p. 11).
—José García Nieto: “Manuel Mantero, este exiliado de Sevilla –todo andaluz es un alejado de su raíz- en Ya quiere amanecer muestra una vez más su profundo discurso poético que se conduce por una galería finísima donde nada se puede romper o distraer. … Poeta para ser leído muy despacio dando tiempo a que toda la música interna de cada poema nos embriague y nos enajene”.
(“Ya quiere amanecer, de Manuel Mantero”, La Estafeta Literaria, Madrid, 580, 15 enero 1976, p. 11).
“Manuel Mantero es un poeta firme y sereno, como es un crítico certero e independiente; y es, sobre todo, un lector lleno de paciencia y de sabiduría; sabe bien que la poesía española pasa por unos tiempos en los que es preciso poner un poco de aire clarificador”.
(“Ya quiere amanecer, Manuel Mantero”, ABC, Madrid, 11 marzo 1989, p. IV. Edición facsímil).
—Guillermo Díaz-Plaja: “El libro de Manuel Mantero [Ya quiere amanecer] es particularmente complejo, y por ello ambicioso. Un toque de atención en el campo de nuestra poesía actual”.
(“Ya quiere amanecer, de Manuel Mantero”, ABC, Madrid, 11 enero 1976, p. 32).
—Will Derusha: “La audacia de la visión del poeta, a través de una expresión magistral, nos impresiona más que la brutalidad desmesurada [en el poema “A Francisco Petrarca”]. El amor duro no se basa tanto en la venganza como en la justicia, otra aproximación a la realidad en toda la poesía de Manuel Mantero. … Esta oda negra a Petrarca pertenece perfectamente a una obra compleja, humana, donde siempre se encuentra la justicia abrazada del amor y la pena”.
(“Amor duro”, Ojáncano, 20-21, Chapel Hill, The University of North Carolina, octubre 2001-abril 2002, número dedicado a Manuel Mantero, p. 58).
—Rafael Alfaro: “Saludamos a este libro de Mantero como una obra importante de la poesía española de nuestro tiempo. El poeta se muestra como un maestro definitivo. … Un gran espíritu alienta y mueve las páginas de Ya quiere amanecer”.
(“M. Mantero. Ya quiere amanecer”, La Estafeta Literaria, Madrid, 580, 15 enero 1976).
—Carlos Muñiz Romero: “Algo enormemente español, profundamente andaluz, corre por los versos de Manolo Mantero. … Algo muy sevillanamente heideggeriano, europeamente machadiano o cernudiano, empapa estos versos tan luminosamente complejos, tan claros e inasibles”.
(“Poesía de Manuel Mantero”, Reseña, Madrid, abril 1974).
—Javier Villán: “En Memorias de Deucalión está el gozo y la autonomía de la palabra, un cauce fecundo y fecundante que estalla en ironías, sarcasmos, ternuras y ofrecimientos. Y, en ocasiones, en un escepticismo más contenido que doloroso… Cada sentimiento, cada idea, halla la palabra que más transmite y expresa”.
(“La inmortalidad y el ser en la poesía de Manuel Mantero”, Tránsito, Murcia, 1983).
—José Lupiáñez: Fiesta es un libro que transparenta su largo proceso de escritura. Este hecho lo ha perfilado como un texto vario, depurado, cincelado en casi todas las composiciones que lo integran, muchas de las cuales son breves e intensas muestras de agilidad intelectual, que hacen gala de una agudeza deslumbrante y enormemente eficaz por su poder de calado”.
(“Manuel Mantero: la fiesta del intelecto y la sensibilidad”, El Faro, Granada, 2 diciembre 1995, p. 32).
—Carlos Clementson: “Un libro [Fiesta] que compendia la extraordinaria y dilatada actividad lírica del poeta de Misa solemne, una de las voces mayores de la poesía actual. … Manuel Mantero, de originales y novedosos planteamientos críticos en su aproximación al hecho literario desde un andalucismo profundo y universalista, abierto a todos los vientos, frente al discurso oficial predominante en los últimos treinta años”.
(“Arcos, El Convento y la cultura andaluza”, Diario Córdoba, 28 diciembre 1995, p. 54).
—Ángel Valbuena Prat: “Existencial, actual, profundo, se muestra en la poesía estremecida y precisa Manuel Mantero”.
(Historia de la literatura española, Barcelona, Gusavo Gili, 1968. Tomo IV).
—Antonio Hernández: “A mi parecer, dentro de la poesía andaluza, hay tres tendencias definidas. Una primera –no en sentido prioritario, sino para entendernos- vuelta hacia dentro, meditativa y con una gran capa de intención conceptual, en lo que el concepto tiene de válido; capacitación para atrapar y exponer en el poema el objeto descubierto. Una segunda que no me atrevo a llamar poesía, ligada a lo intrascendente y vulgar, a lo que está mucho mejor explicado en la misma palabra del pueblo. Y una tercera que, en conexión precisamente con lo popular, se extiende al dominio de lo intuitivo y consigue el nombre exacto de las cosas desde la exigencia del poema. A la primera pertenecen Góngora y Cernuda. A la segunda Pemán y Rafael de León. A la tercera Lorca y Manuel Mantero”.
(“Manuel Mantero”, Una promoción desheredada: la poética del 50, Madrid, Zero-Zyx, 1978, pp. 194-195).
“Siempre me pareció una poesía excepcional la de Mantero por su variedad, su riqueza de signficados y por su potencia creativa que, como el mítico Anteo, el gigante libio hijo de Neptuno y Gea (la tierra) obtenía al contacto con su madre. La leo como quien lee un bosque en cada verso e incluso cuando enfrenta y hace transpirar el caos de la gran urbe que universaliza, encuentro en sus notas un perdurable sabor campesino”.
(“Manuel Mantero: De lo espontáneo a lo consciente”, Ojáncano, Chapel Hill, The University of North Carolina, 20-21, octubre 2001-abril 2002, número dedicado a Manuel Mantero, pp. 76-77).
—Miguel Dolç: “La poesía de Manuel Mantero, siendo tan pronto una bofetada como una caricia, nos trae en todo momento rumores nuevos y nos hace asomar a mil miradores de luz, de gracia o de soledad. Es difícil pronunciarse por uno solo de estos vocablos. Para esta poesía no basta una definición: son precisas varias definiciones”.
(“Mínimas del ciprés y los labios, de Manuel Mantero”, Destino, Barcelona, 117, 3 enero 1959).
—Melchor Fernández Almagro: “Manuel Mantero lleva a sus poemas curiosas y audaces experiencias, no exentas de peligros, salvados por el autor con novedades de visión y de expresión”.
(“La lámpara común en la poesía de Manuel Mantero”, ABC, Madrid, 25 noviembre 1962).
—Ramón de Garciasol: “¿Dónde está la novedad, el nuevo canto de Mantero? En el señorío de la palabra, en la rotunda claridad de la expresión, en el gozoso paladear los nombres, en el ritmo y el color: en la sevillanía universal”.
(“Tiempo del hombre, de Manuel Mantero”, Poesía Española, Madrid, 96, diciembre 1960, p. 13).
—Mariano Roldán: “Verso ágil e incisivo, galanura de expresión, cotidianeidad del poema; limpieza honda de idea; concisión de palabra; fértiles aguas que forman los ríos caudales sevillanos desde Rioja a Bécquer, desde Machado a Cernuda o Aleixandre, que ahora rebrotan, levantando su oleaje de hermosura, en la joven, extraordinaria poesía de Manuel Mantero”.
(“Tiempo del hombre o el sevillanismo esencial de Manuel Mantero”, Ínsula, Madrid, 172, marzo 1961, p. 4).
—Antonio Burgos: “(M. Mantero) ha trazado un nuevo camino en la poesía española de la postguerra. Un nuevo camino que no tiene ningún nombre y que hace que sean falsos todos los encasillamientos por el estilo de los anteriores”.
(“Tiempo del hombre, de Manuel Mantero”, Cuadernos del Aula de Cultura, Universidad de Sevilla, 1961, p. 61).
“La gran voz viva de la poesía andaluza. Exégeta de poetas españoles olvidados o preteridos, en una defensa siempre valiente, al margen de las modas imperantes, de los figurines de tendencias de la crítica.”.
(“Manuel Mantero”, Rapsodia española. Antología de la poesía popular, Madrid, La Esfera de los Libros, 2005, p. 551).
—José Hierro: “La primera oleada es la de “Garcilaso”, que capitanea García Nieto. Ya lo enuncia el nombre: es formalista, esteticista. Viene luego una segunda oleada…que considera la poesía como un instrumento para transformar el mundo. No se preocupa de la forma. Es una poesía social, de protesta, violenta. Sus principales figuras son Celaya, que la ha definido, y Blas de Otero. … Viene la tercera oleada, más joven. Es realista. Cuida la forma, pero se preocupa también de que haya un contenido testimonial. Con Mantero, sus máximos representantes son Claudio Rodríguez y José Ángel Valente. Esta tiene una desviación, que representa Gloria Fuertes. Es impresionista, con un humor enraizado en “La Codorniz”.
(En Alfonso Sánchez, “Mantero o la tercera oleada poética”, Informaciones, Madrid, 22 noviembre 1966, p. 3).
—Francisco J. Peñas-Bermejo: “Manuel Mantero nunca abandona la música del verso. Su poesía representa una continua fidelidad al lenguaje. Fidelidad por su afán de aprehenderlo y por su exigencia expresiva mediante él. Verso nítido de reflexionada dinámica para interpretar el mundo. … Esta conciencia estética y su incesante buceo en el hombre, convierten a Manuel Mantero en uno de los poetas más completos de la lírica contemporánea”.
(“La reconquista de lo fónico”, Anthropos, Barcelona, 116, enero 1991, número dedicado a Manuel Mantero, p. 62).
“Los versos de Mantero integran excepcionalmente una interpretación del Ser y de la existencia con una perspectiva metafísica por medio de un crisol de tradiciones culturales y filosóficas que convocan una potenciación del significado. El ámbito clásico convive con el egipcio, el cristiano, el alquímico, o el de las últimas categorías de la física, para reactivar el mensaje del mito y del símbolo con el objetivo de buscar la máxima expresividad en la desvelación del Ser”.
(“La clásica modernidad poética de Manuel Mantero”, República de las Letras, Asociación Colegial de Escritores, Madrid, 71, julio 2001, número dedicado a Manuel Mantero, p. 47).
—Enrique Molina Campos: “Una perfección estremecida y estremecedora”.
(“Poesía de Manuel Mantero”, Cal, 26, Sevilla, marzo 1978, p. 26).
—José María Balcells: “Más allá de Juan Boscán, mucho más allá de este poeta renacentista, su poética constituye el hito más alto alcanzado en la literatura española en la expresión del amor a la vez físico y trascendental a la amada cotidiana que es la propia esposa”.
(“La revelación cósmica del amor en la poesía de Manuel Mantero”, en el vol. Manuel Mantero: lectura de la llama en el verso. Coords. Julia Uceda y Sara Pujol, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, La barca de loto, 2002, p. 55).
—Antonio Tovar: “El don de la forma se le ha dado de nacimiento a este poeta, que hace maravillosos romances, y perfectos sonetos, y compone versos blancos refulgentes”.
(“Para el retrato de un poeta”, La Gaceta Ilustrada, Madrid, abril 1973, p. 23)
—José María Mantero: “Los poemas norteamericanos de Manuel Mantero son miradas hacia las estructuras del poder y cómo éstas se manejan en los Estados Unidos. … En sus poemas, Mantero desmenuza temas sociales para elaborar su propia (meta)poesía a partir del entorno y de la crisis que supuso el traslado a Estados Unidos. … El poder de la violencia, el económico y el de la religión surgen como algo a ser superado por los derechos individuales y por la libertad”.
(“Los horizontes del poder en los poemas norteamericanos de Manuel Mantero”, en el vol. Manuel Mantero: lectura de la llama en el verso. Coords., Julia Uceda y Sara Pujol, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, La barca de loto, 2002, p. 130).
—Rafael de Cózar: “El creciente prestigio de Mantero, en buena parte activado desde fuera, no es sólo producto de la edad y de la clarificación del escalafón por su parte alta, sino que se debe, más probablemente, al cambio de perspectivas y al progresivo alejamiento de aquellas ópticas literarias, bastantes limitadas, que pudieron predominar en momentos precedentes, como muy bien ha señalado Octavio Paz en diversas ocasiones al referirse en general a la crítica literaria moderna del ámbito hispano”.
(“Manuel Mantero en el contexto de la literatura española y andaluza”, en el vol. Manuel Mantero: lectura de la llama en el verso. Coords., Julia Uceda y Sara Pujol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, La barca de loto, 2002, p. 79).
—Andrew P. Debicki: “Después de haber desarrollado múltiples planos, míticos, simbólicos, realistas…, Mantero borra las divisiones entre ellos (y entre el texto como construcción verbal y la narración de su propia vida) para hacernos sentir, de manera increíblemente lograda, la experiencia de la creación”.
(“Recreación simbólica de la realidad: Memorias de Deucalión”, en el vol. Manuel Mantero: lectura de la llama en el verso. Coords., Julia Uceda y Sara Pujol, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, La barca de loto, 2002, p. 106).
—John Ross: “Autor de una obra bellísima, una de las obras más musicales y elocuentes del siglo XX. Tiene una temática rara y fascinante. … Sobre todo, tenemos aquí a una personalidad verdaderamente distinta, sólida, coherente, auténtica; algo bien raro en la escena cultural de hoy”.
(“El precio de la autenticidad”, en el vol. Manuel Mantero: lectura de la llama en el verso. Coords., Julia Uceda y Sara Pujol, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, La barca de loto. 2002, p.181).
—Noël Valis: “He aquí el poeta como conjurador de otras realidades. Todo –ventanas y árboles, libros y cuadros- opera como los instrumentos del mago-poeta para mostrar que el acto poético es inseparable de los silencios –de la música- del poeta”.
(“Los silencios y los actos de Manuel Mantero”, en el vol. Manuel Mantero: lectura de la llama en el verso. Coords., Julia Uceda y Sara Pujol, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, La barca de loto, 2002, p. 228).
—Dámaso Santos: “Una extraordinaria vivacidad en el decir pensamientos y momentos, con hallazgos de una extraordinaria pureza lírica, de aciertos impresionantes”.
(“Los libros. Misa solemne”, Pueblo, Madrid, 6 mayo 1967).
—Julio Manegat: “Un libro [Misa solemne] profundo, adornado siempre en la claridad expresiva de un poeta andaluz. Un libro, en fin, que nos conmueve y nos acosa en su dignidad, en su asombro –siempre la poesía lo es- de auténtica poesía”.
(“El libro de la semana: la Misa solemne, de Manuel Mantero”, El Noticiero Universal, Barcelona, 4 abril 1967).
—Francisco Díaz de Castro: [Sobre Primavera del ser]. “Se acumulan los hallazgos verbales al ritmo cambiante de los versos y en las ráfagas sensoriales de las imágenes. … La imaginación mítica trasciende la anécdota para recoger en escenas de tonalidad cambiante (queja, sarcasmo, canto) el laberinto de la condición humana”.
(“Primavera del ser”, El Mundo, El Cultural, Madrid, 29 mayo 2003, p. 19).
—Pilar Gómez Bedate: “El nuevo libro de poesía de Manuel Mantero [Primavera del ser] es la continuación de una experiencia y una palabra extremadamente representativas de una aventura espiritual y estética por la que ha pasado una parte apreciable de los intelectuales españoles de la posguerra para superar la posguerra”.
(“Realidad y neoplatonismo. Manuel Mantero, Primavera del ser”, Quimera, Mataró (Barcelona), 238-239, enero 2004, pp. 101-103).
“La singularidad de esta poesía … es precisamente el cambio de sentido que se impone atribuir a sus poemas más realistas cuando se los contempla a la luz de los que, entreverados con ellos en la organización de sus libros, son testimonio de su busca y hablan, por ejemplo, de su convicción de que la muerte es sólo una apariencia, de su incansable búsqueda de “la luz”, su añoranza del origen, la sensación de estar atravesando un mundo intermedio entre la vida y la muerte, la marca que le dejan sueños enigmáticos o, por ejemplo, no sólo la importancia otorgada a los oráculos, sino la capacidad de que el mismo poeta se siente investido para emitirlos.
(“La espiritualidad en la poesía de Manuel Mantero. Una hipótesis sobre su conexión con el sufismo iraní”, Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, 775, enero 2015, p. 90).
—Túa Blesa: [Sobre Equipaje]. “A la pregunta ¿qué se lleva uno a la muerte?, Machado se fabulaba en su ida “ligero de equipaje”. … Mantero escribe estos poemas en desacorde diálogo con la frase de Machado y no sale en absoluto malparado. … En “Equipaje” Mantero logra lo que confiesa que “quisiera” desde el primer poema: una escritura no nacida para mirar abajo sino para alcanzar la estrella”.
(“Equipaje, Manuel Mantero”, El Mundo, El Cultural, Madrid, 8 diciembre 2005, p. 15).
—Manuel Rico: “Equipaje es un recuento de lo vivido, un recorrido por la memoria íntima y, a la vez, un intento de indagación en el misterio del arte y de sus vínculos con la realidad. También acerca de la prolongación del ser en la naturaleza, sobre todo en la originaria, en la que dio sentido a la niñez. … Es el poemario más maduro y contenido de Manuel Mantero. Y, con toda probabilidad, el más intenso”.
(“Piezas de equipaje (Equipaje)”, El País, Babelia, Madrid, 3 diciembre 2005, p. 11).
—Alberto Acereda: “El Equipaje que nos entrega ahora este sevillano es una estación más, ojalá no la última, en ese portentoso recorrido poético que es su obra, tiempo del hombre y de su vida. Por eso, el medio siglo de poesía de Mantero es esencialmente la historia de un hombre noble y de un poeta, ya, clave en la historia de nuestra poesía”.
(“El equipaje de Manuel Mantero”, Libertad digital, Libros, 17 diciembre 2005).
—Miguel García-Posada: “Una nítida cosmovisión lo sustenta [al libro Equipaje] y éste es seguro factor unitario: el frenético vitalismo. … Dueño de una poética equilibrada –materia de inspiración y reflexión-, modulada por un notorio clasicismo, suma y allega el autor materiales muy diversos: naturaleza, cultura, mitología clásica, devociones literarias (Garcilaso, San Juan, Goethe o Leopardi) o elementos familiares, y afirma su voluntad de celebrar y comentar el mundo con decir enérgico, que incluye el refinamiento verbal de siempre, sobre la base preferente de un verso blanco manejado con maestría, pero no falta el excelente sonetista (véase en especial “Los malos sueños”, estremecedor)”.
(“Poeta restituido. Equipaje, Manuel Mantero”, ABCD, ABC Cultural, Madrid, 15-21 octubre 2005, p. 23).
—Andrés Sorel: “Equipaje a la manera machadiana y cervantina. Equipaje del auténtico escritor que nada superfluo se lleva consigo, que lega lo fundamental de su vida a todos. … En un verso de su poema “Cuento de hadas”, escribe Mantero: “lo hermoso, si excesivo, hiere”. El libro hermoso que nos hiere en nuestra sensibilidad. El libro que sabe rendir, unir, dos tempos: el aire de Sevilla, Machado y Cernuda… y los pinos de Georgia. … Nos hiere una vez más cuando escribe uno de los poemas más aterradores y profundos por mí leídos: el que dedicara a los libros, sus libros”.
(“Manuel Mantero. Equipaje”, Los libros. Críticas y reseñas, República de las Letras, Madrid, 95, marzo 2006, pp. 15 y 16).
—Rogelio Blanco Martínez: “La palabra para Manuel Mantero es quemadura la más terrible, la más osada: “escribir verso”, llegando hasta ese límite en el que la lucidez se hiere con el delirio, con la locura. Mas ese fuego es transformador, y a su vez es quietud, quietud contemplativa en la mirada que trasciende; quietud en la noche, su noche en que trasciende la nuestra”.
(“Equipaje” de Manuel Mantero, en el vol. La vara de Aarón, Madrid, Ediciones Endymion, 2006, p. 155).
—José Soto Vázquez y Ramón Pérez Parejo: “La obra del poeta Manuel Mantero… es única en las letras españolas del medio siglo. Su singularidad, siempre reconocida por sus contemporáneos, ha sido forjada por su particular biografía, por su huída de las consignas generacionales y, sobre todo, por una actitud rebelde, no ante las tradiciones sino ante las modas. En pocas ocasiones hemos visto en la poesía española contemporánea un autor tan preparado académicamente y, al mismo tiempo, tan fiel a su propia voz y a su poética. … Creemos que Manuel Mantero es un escritor imprescindible para entender la variedad de matices de las letras españolas desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días”.
(“La singularidad del poeta Manuel Mantero: Guía didáctica a través de los textos”, Revista Fuentes, Universidad de Sevilla, 10, 2010, p. 196).
—Juan Manuel González: “En Manuel Mantero la poesía participa, en fin, de lo altamente religioso, pues sus versos ponen de manifiesto un continuado contacto con algo inmanente que trasciende lo palpable sin el falso requisito de negarlo. Es en este cauce en el que el poeta contempla los grandes símbolos y los mitos universales en la Naturaleza y sus paisajes”.
(“Manuel Mantero, la poesía como necesidad espiritual”, en el vol. El tacto del vacío. Libros y autores para viajar por el nuevo siglo, Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Gil-Albert, 2005, p. 162).
—María Dolores de Asís: “Poeta andaluz con traje campesino, no de luces, según confiesa el propio escritor al dar cuenta de su obra, con temas de la poesía de todos los tiempos: la mujer, la muerte, la noche, la soledad, el tiempo, Dios. Realista, esencial a la vez, al arrancar sus versos del hoy, con todo el peso de nuestros problemas. … Poeta también imaginativo, creador de nuevas realidades a partir de la materialidad de lo existente; de ahí arranca el dato inexplicable o nostálgico en su poesía que hace referencia al misterio humano o que intuye, en otros casos, su esencia”.
(“Manuel Mantero (1930). La realidad trascendida”, Antología de poetas españoles contemporáneos, vol. II, Madrid, Narcea de Ediciones, 1977, p. 195).
—José Ángel Cilleruelo: “La publicación de la poesía completa de Manuel Mantero (1930) ha de servir, como primer objetivo, para situarle en la historia literaria del siglo XX, donde sin duda merece ocupar un lugar privilegiado … En el caso de Mantero se ha de subrayar una singularidad: cada libro, desde el inicial “Mínimas del ciprés y los labios” (1958), incorpora nuevos tonos, influjos, temas y aun poéticas que, pese a su diversidad y a veces divergencia, ya no se abandonan en los libros posteriores”.
(“Como llama en el diamante, de Manuel Mantero”, El Ciervo, Barcelona, 687, junio 2008, p. 46).
—Antonio del Toro: “El libro de Mantero (Poesía española contemporánea) es un libro importante. Yo me atrevo a afirmar que la Antología del poeta sevillano es la más importante que se ha publicado en España desde la famosa de Gerardo Diego”.
(“Manuel Mantero. Poesía española contemporánea”, La Actualidad Española, Madrid, 773, 27 octubre 1966).
—Jacobo Pereira: “Todo lo que hay de discutible en la elección o no elección de este o el otro poeta encuentra en Poesía española contemporánea dos fuertes contrapesos: el del criterio objetivo (científico, podría decirse) que ha inspirado la selección, y el del valor de los estudios preliminares. Por estas razones, el florilegio de Manuel Mantero es digno de atención y pieza eficaz para consulta y conocimiento de nuestra lírica desde 1939 a 1965”.
(“Poesía española contemporánea (1939-1965), por Manuel Mantero”, Blanco y Negro, Madrid, 2828, 16 julio 1966).
—Rafael Laffón: “Dieciocho poetas incluye M. Mantero en este trabajo sobre poesía contemporánea [el libro La poesía del Yo al Nosotros]. Dieciocho autores que guardan entre sí cierto paralelismo con el proceso conflictivo de la obra. Dieciocho voces ante esa dualidad coral que encarna el “yo” que se resuelve en el “nosotros”. Voces, por otra parte, ganadas por la inclinación y el gusto del “oyente” más que por un sentido nominal y estricto del tema. Eso sí, a la hora final de ese magno recuento “acústico”, Manuel Mantero –apuntamos nosotros- se ha encontrado con unos ecos de enorme entendimiento general. Ha demostrado, en suma, un gusto exquisito para la percepción”.
(“La poesía del Yo al Nosotros, por Manuel Mantero”, ABC, Sevilla. 12 julio 1972, p. 53).
—Enrique Badosa: “Extraordinario ensayo [el libro La poesía del Yo al Nosotros] que el autor denomina “Introducción a la poesía contemporánea”. Y a fe que lo es, y muy buena. Leopardi, Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Lautréamont, Herrera y Reissig, Mallarmé, Valéry, Vallejo, Quasimodo, Alberti, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Aleixandre, Cabral de Melo Neto, Ricardo Molina, Nicanor Parra… Quien se interese por el tema, que no deje de leer este esclarecedor libro”.
(“Una broma literaria” en La poesía del Yo al Nosotros, Jano, Barcelona, 24, 7 abril 1972, p. 58).
—Josefina Pla: “Es un libro [La poesía del Yo al Nosotros] de atisbos certeros, de iluminadas sorpresas, que se lee con placer y que acompaña por las secretas estancias de la poesía conocida y nunca conocida del todo, con gesto significativo en el que se alían la sensibilidad del poeta y el método de la cátedra”.
(“Manuel Mantero, La poesía del Yo al Nosotros, Mundo Once, Asunción (Paraguay), 15 marzo 1972).
—Leopoldo de Luis: “Manuel Mantero hace un buen servicio a la poesía con este libro [Los derechos del hombre en la poesía hispánica contemporánea], impresionante documento que prueba una vez más cómo la labor del poeta no es, ni ha sido nunca, un mero juego estetizante. … La vastedad del tema y el tiempo y el espacio contemplados exigen conocimientos profundos tanto del fenómeno poético cuanto de la filosofía substanciadora. El trabajo de recopilación es asimismo grande”.
(“La poesía aprendida. Los derechos del hombre y otros sueños”, El Urogallo, Madrid, 29-30, septiembre-diciembre 1974).
—José Luis Cano: “El gran tema central de los derechos del hombre se despliega en una rica serie de subtemas, todos ellos justificados, que hacen muy variada y atractiva la antología”.
(“Los libros del mes: Los derechos humanos en la poesía hispánica contemporánea”, Ínsula, Madrid, 331, junio 1974, p. 8).
—Juan de Dios Ruiz-Copete: [Sobre el libro Crates de Tebas] “Resignación que en modo alguno sirve para desfigurar la firmeza de unas convicciones que quedan erigidas, legitimadas, hasta constituir una poética de la vida, una especie de formulación de principios vitales. Principios bajo los que se vislumbra, subyaciendo, un viejo senequismo andaluz, un lejano perfume de antigua sabiduría campesina; algo así como si se le sublevaran sus primeras experiencias vividas en los pagos tartésicos del Aljarafe sevillano y reelaboradas, ahora, en los “campus” norteamericanos”.
(“Manuel Mantero y sus meditaciones”, ABC, Sevilla, 20 noviembre 1981, p. 11).
—Julia Uceda: “El discurso de Estiércol de león no es completamente directo. Sus capítulos –más que capítulos en el sentido tradicional son escenas y presentaciones- están salpicados de ensayos breves que, por otra parte, no restan progresividad a la narración, sino que matizan a la protagonista. Son temas españoles: el toreo, don Juan, la tiranía, las glorias nacionales y su reverso –espléndida letanía de maldiciones condecorando el nombre del merecedor-, la brujería”.
(“Símbolo y realidad en Estiércol de león, de Manuel Mantero”, Ínsula, Madrid, 428-429, julio-agosto 1982, p. 23).
—José Luis Gómez-Martínez: “Autobiografía, ensayo, novela, Estiércol de león cierra, dentro del contexto de la problemática española, el período de la posguerra e inicia en lo estético una superación formal, que implica, a su vez, en su tratamiento del contenido, el proceso asuntivo a través del cual emerge la España actual. … Se trata de una obra pivote en la evolución de la novela española de la segunda mitad del siglo XX”.
(“Estiércol de león o la novela-ensayo”, Anthropos, Barcelona, 116, enero 1991, pp. 69-70).
—Fausto Botello de las Heras: [Sobre Estiércol de león]. “Mantero parte de unos escenarios –el Aljarafe, Sevilla…- y unos hechos reales. Y fabula, fabula creando un relato interesante, suelto, ágil, pero lleno de hondura, cargado de intenciones. El autor domina el lenguaje, sabe manejar la palabra y levanta con ella un feliz trabajo creacional, un trabajo, además, que difiere muchísimo de las diversas técnicas al uso”.
(“Dos libros de Manuel Mantero. Crates de Tebas y Estiércol de león”, Sur/Oeste, Sevilla, 1 marzo 1981).
—Florencio Martínez Ruiz: “Manuel Mantero escribe desde el rigor de la crítica con una decisión que llamaríamos monumental y fundadora. Para el futuro, este libro [Poetas españoles de posguerra] incluye unas pautas de obligatoria lectura para tratadistas y estudiosos. … Libro denso y rico, necesitado de una asimilación serena, que se erige, por su propia enjundia, en un pilar de basalto de la exégesis literaria”.
(“Poetas españoles de posguerra, Manuel Mantero”, ABC, Madrid, 23 mayo 1987, p. VI).
—Juan Collantes de Terán: [Sobre Poetas españoles de posguerra] “Desde ahora contamos con un seguro punto de apoyo para analizar el papel que llevan a cabo unos poetas españoles que comienzan a escribir en la década de los cuarenta. … Quiero destacar con énfasis los valores que la obra posee, la novedad de su estudio y el análisis del mismo, así como el hecho cierto que supone hacer justicia con un grupo de poetas que hasta ahora flotaban a merced de la generación precedente y posterior”.
“M. Mantero. Poetas españoles de posguerra”, ABC, Sevilla, 17 enero 1987, p. IV).
—Camilo José Cela: [Sobre Antes muerto que mudado] “Manuel Mantero, poeta, novelista y profesor en Athens, Georgia, y viejo y buen amigo de don Camilo el del premio fue quien me dio la noticia en unas bellas páginas que se titulan con la frase que les voy a decir. Nicolás Hillard, el año de las “Rimas” de Espinel, el de la espinela, y del “Enrique IV” de Shakespeare, pintó una miniatura de John Donne en cuya esquina de arriba y de la derecha se lee en español toda una declaración de principios: Antes muerto que mudado”.
(“Antes muerto que mudado”, El Independiente, Madrid, 12 marzo 1991, p. 64. Luego en el libro El camaleón soltero, Madrid, Grupo Libro 88, 1992).
—Ángel Basanta: [Sobre Antes muerto que mudado] “El tratamiento carnavalesco, sustentado en la erotización grotesca de la realidad, el humor, la ironía, la hipérbole, la irreverencia iconoclasta y el juego escatológico, la enumeración caótica, la confusión de lo grave y lo cómico y la visión tremendista a caballo entre la crueldad y el cinismo, va suavizándose gracias a la delicada relación amorosa entre el narrador y la sensual morisca. … Uno de los aciertos textuales es el ritmo ajustado al dinamismo y la agitación de las situaciones. Tal adecuación se apoya en la técnica de acotación teatral empleada en las descripciones, en rápidas intervenciones del narrador en la dirección de escenas dialogadas y en la sintaxis entrecortada de frases breves”.
(“Antes muerto que mudado. Manuel Mantero”, ABC, ABC Literario, Madrid, 26 enero 1991, p. IV).
—Jean-Pierre Piriou: “Desechemos inmediatamente la noción de que Antes muerto que mudado sea una novela histórica. Es innegable … que el autor se ha inspirado en sucesos y personajes históricos. No olvidemos que el autor es también profesor y crítico literario. … Pero el interés histórico de la novela se detiene aquí y cede el sitio a la imaginación creadora del novelista. … Lo que amplía el éxito de Antes muerto que mudado es su estilo. En este dominio, Mantero el poeta está a la par de Mantero el novelista. … El novelista tiene también el genio de las frases lapidarias”. [Trad. del francés].
(“Antes muerto que mudado par Manuel Mantero”, Anthropos, Barcelona, 116, enero 1991, pp. 72 y 73).
—Víctor Alperi: [ Sobre Había una ventana de colores. Memorias y desmemorias]. “Sus memorias, entreveradas de desmemorias, no de olvidos, son ciertamente importantes, dejando a un lado la precisión de una prosa clara y apropiada, algo que no tienen los libros escritos por políticos o dictados por actores o personajes de la vida rosa, que en realidad suele ser gris tanto en el texto como en los humanos planteamientos. … Había una ventana de colores bien puede ser pauta y señal para otras del mismo género”.
(“Políticos y poetas. Había una ventana de colores”, La Voz de Asturias, 25 abril 2005).
—Francisco Vélez Nieto: [Sobre Había una ventana de colores]. “Un fino humor crítico y de afilado juicio …, donde los personajes intocables de la Sevilla profunda quedan desnudos”.
(“Casco Antiguo”, Sevilla, 20-23 junio 2004, p. 31).
—Ángel L Prieto de Paula: [Sobre Había una ventana de colores]. “Prosa llena de gracejo y fuerza, consecuencia de una vida intensa y no domesticada, admirablemente resumida en las memorias y desmemorias de este español trasterrado”.
(“Las cuentas del pasado. Había una ventana de colores”, El País, Babelia, Madrid, 4 septiembre 2004, p. 8).