Todos saben por qué se agrava el vuelo
entre los hierros de una jaula. Mudas
palomas miran soñolientas tanto
horizonte al alcance de los picos
y esperan el momento de las alas.
No bullen las palomas, quieren mundo
donde ensancharse. Los redondos buches
guardan el rayo de ira y de justicia
que fue entregado para un gran destino.
No vuelan las palomas. Joyas vivas,
esperan ser tomadas por la mano
pura, que ha de acercarlas al altar.
Abra tu mano virginal la puerta
de la jaula y común se vuelva el cielo
de tanto vuelo resonante. Sólo
los inocentes tocarán el blanco
buche de la inocencia cuando extienda
el amor sus aladas posesiones
sobre los ojos que serán las almas,
sobre las almas que serán las aves.