Yo no quiero coronas de flores en mi muerte.
¿Para qué festejarme con aromas geométricos
que olerán otros? Baste mi sola muerte y cumpla
su duración la flor, su edad bajo las aves.
No flores: fuego. Cuando mi pecho ya no aliente,
este claro puñado de tierra de mi tierra
sobre mi pecho pongan. Después me quemen. Nunca
arderán dos amantes con tanta eternidad.