Al final de ese túnel, puente o río
de que hablan libros y musitan muertos,
a ti te encontraré, divina
responsable, divina irresponsable
que violaré a a sombra de la higuera,
de la parra o el manzano (como gustes)
hasta dejar tu sexo convertido en llaga,
tus pechos como dos sombrillas rotas,
tus labios como sol pisado,
y tu lengua, yo no hallaré tu lengua,
que nunca la tuviste,
mi puta eterna eternamente muda.