¿La muerte? Tú, desprecia
a quien hable de tumba, llanto, olvido.
La tumba, un socavón tramposo
junto a la esquina de un mal sueño. El llanto,
música inútil que no alcanza
al muerto, porque vive. Y el olvido,
olvídalo.
Último día, nunca. Avanzarás
y seguirán abriéndose ante ti los días
en clara sucesión de arcos triunfales.
Nunca más la liturgia de lo negro,
la obscena ley, la paz estéril.
¿Siervo tú de ficción? No se hizo el hombre
para la muerte,
sino la muerte para el hombre.