Exposición velazqueña. Madrid, 1961.
Ella es como la muerte. Vedla, suave,
eterna en su indolencia y su blancura,
os da la espalda cada día, esconde
-como la muerte- otra mitad desnuda.
Tampoco hoy alcanzaréis la dicha,
pues la vedan cadera, dorso y nuca.
Y queda el sexo oculto, agazapado,
mientras las ojos quietos de la impúdica
contemplan vuestro afán desde el espejo,
burlan ajenos vuestra sed y alumbran
al fatal amador que está ya entrando
en la sala y sonríe a la aventura,
aunque sabe que el alba de mañana
no llegará para él, que ha muerto, nunca.